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Tienes que enamorarte de lo aburrido para ser exitoso

  • Foto del escritor: Ericka Gonzalez
    Ericka Gonzalez
  • 12 jul 2020
  • 4 Min. de lectura

¿Quién no quisiera lograr todo aquello que se propone?, para algunos podría ser lograr facturar cien mil dólares anuales, para otros correr 21 kilómetros, para otros escribir un libro, todos tenemos algo que realmente deseamos alcanzar.


Pero, ¿por qué en la mayoría de los casos no los logramos?


Pueden existir diversas respuestas para nuestros fracasos: el ambiente social, económico, intelectual, familiar en el que crecimos, enfermedades, países, entre otros que escapan de nuestro control, pero una vez descartado lo anterior, tenemos una gran cantidad de casos en los que nuestras metas fallidas o fracasos podría caer dentro de la categoría: «de que no hemos aprendido a enamorarnos de lo aburrido».


En muchos casos para cumplir tus objetivos tienes que amar el proceso, sino disfrutas lo que haces y no aprendes amarlo aun cuando sea aburrido lo dejarás a medio camino sino antes, si no lo vuelves un hábito es probable que no logres alcanzar lo que deseas.


Por ejemplo, sí deseas moverte más y decides empezar a caminar una hora en el parque, y después de un mes te sientes aburrido y desanimado, es cuando más debes seguir, por supuesto, a excepción de que tengas una lesión, pero sí solo se trata de que te da pereza levantarte e ir caminar como lo has estado haciendo todos los días anteriores, en ese momento es en el que más debes seguir y hacerlo, tienes que aprender a amar lo aburrido, hasta que un día poco va a importar si tienes ánimos o no de hacerlo, porque simplemente lo has convertido en un hábito; terminaras caminando en el parque en los días bueno y malos, será como cuando te lavas los dientes, esto lo haces tanto en los días que te sientes en tu máximo como en los que no, de nuevo: «lo haces porque es un hábito», lo haces sin pensarlo mucho.


Demás esta decir que tienes que perseverar, seguir y seguir cuando menos lo deseas, no puedes pretender crear un hábito en 21 días o un mes, por supuesto que no, la mayoría de los estudios sugieren que necesitamos una media de 66 días a 100 días para crear un hábito, y yo me inclinaría más por los cien días un poco más, eso es más de ¡TRES MESES!, no creas que por qué tienes 20 días seguido haciendo algo ya lo has vuelto algo intrínseco.


Y si el sistema que usas no te da resultado, entonces quizás no tienes que cambiar el norte solo el sistema, quizás lo tuyo pueda ser caminar un día y nadar el otro o levantar peso otro, una variedad más amplia, pero lo importante es que al final te estás moviendo más.


Por ejemplo, en mi caso, existen días que no quiero escribir, pero son precisamente esos días los que más me empujo a escribir, claro a excepción de que ese día venga después de diez días de no haber tomado un descanso, porque también soy consciente de la importancia de los descansos, pero aparte de eso procuro escribir aunque sea un poco todos los días.


Es un poco como dice Stephen King, uno de los más famosos novelistas del género de terror, no es que tienes que emplear demasiado tiempo, él solo usa alrededor de cuatro horas diarias o hasta menos, pero eso sí para el no hay día libres, ni navidades, ni otras fiestas, escribe casi todos los días sin excusas.

Recuerdo que en otro libro que se llama «Lo único», que también te recomiendo, usan el ejemplo de Stephen King, y luego ellos señalan que algunos dirán: «ya va, pero sí me estás hablando de Stephen King, un superventas, menos del 1% de los escritores del mundo llega a conseguir esa fortuna», a lo que los autores responden: «y entonces yo te pregunto es Stephen King lo que es ¿por ser él? o ¿por lo que hace?», yo me inclinó por la segunda, en definitiva, si él no hubiera escrito con la pasión que lo hace desde que era una niño, es probable que la misma suerte no lo hubiera acompañado.

El éxito de los grandes, de los que logran lo que se proponen, generalmente no reside siempre en la suerte, aunque en unos pocos casos sí, pero en la gran mayoría reside en el trabajo arduo, un día tras otros y otro y otro haciendo lo mismo, repitiendo, fracasando, mejorando, repitiendo y repitiendo más, hasta que sea tan aburrido que solo te queda enamorarte de lo aburrido, porque has aprendido que es más importante disfrutar el proceso y no solo llegar a la meta, sería como subir una montaña, te toma siete horas de caminata llegar a la cima, en el camino habrán animales, vegetación y vistas que vas a disfrutar, pero si solo te enfocas en la meta olvidaras el camino que definitivamente demora muchísimo más que los 30 minutos que pasarás en la cima.


La idea final viene así: «el que persevera alcanza», si no sigues no llegarás, y bueno si no llegas no importa porque lo más importante es que sigas disfrutando el día a día, que ames tanto lo aburrido que lo necesites todos los días. La vida no es solo ese breve instante de gloria final, la vida se compone de todos los días que utilizamos para lograr aquello que queríamos. Amar lo aburrido, para algunos es catalogado como el verdadero éxito.

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